
Cada vez que se habla de las porristas, o el porrismo, como se llama este deporte, inmediatamente uno se imagina niñas con uniformes bailando y haciendo coreografías.
Pero a muy pocas personas se les pasa por la cabeza lo duro que es practicar esta disciplina. Además de tener ciertos dones naturales como el sentido del ritmo, la coordinación y la flexibilidad, las porristas son, ante todo, esclavas de la perfección.
Largas jornadas de entrenamiento, trabajo físico, gimnasia y meses de coordinación, hacen parte de la rutina de estas deportistas integrales.
El gerente de la empresa Cheer&Dance (una de las tres que funcionan en el país), Vladimir Castrillón Blanco, explicó que aunque en Colombia no se pone un límite de edad para empezar a practicar el porrismo, sí existen edades ideales. Considero que la edad para empezar la base gimnástica es a los seis años; la idea es ir buscando el desarrollo del ritmo, la coordinación y el manejo corporal. No se hace trabajo de fuerza, precisó.
Sin embargo, la sangre latina da ventajas en el porrismo. El ritmo viene como marca de fábrica, por eso, niñas que a las 12 años apenas empiezan a entrenar en este deporte, adquieren nivel de competencia luego de un año de arduo esfuerzo.Aunque la frecuencia de trabajo varía de acuerdo al criterio del entrenador, generalmente se hacen dos ensayos, de tres horas cada uno, por semana.
A medida que las niñas se desarrollan se definen las funciones y el tipo de porrismo al que se van a dedicar. Cada niña puede participar en dos categorías como máximo.
"Dependiendo de la contextura, el tamaño y lo que desarrolle, las niñas se dividen en flyers (las que están en las partes altas de las pirámides) o bases; la capacidad de las porristas es crucial para determinar en qué rutina van a trabajar", aseguró Castrillón Blanco.
La búsqueda del ritmo y la sincronía perfecta es larga, tanto que para preparar cada rutina se necesitan tres meses mínimos de trabajo.
Pero si el porrismo exige tanto esfuerzo y dedicación, además de un excelente nivel académico, ¿qué impulsa a estas niñas a practicarlo?. Para el entrenador de las Butterfly del Instituto Santa María Goretti y el Santa Ana, Javier Salazar Pinilla, el hecho de que el porrismo santandereano adquiera cada día más nivel, es una de las claves para que las niñas se midan a entrenar.
Pero si hay algo que de verdad motive a las porristas es el baile; nada las atrae más que eso.
Como dijo Jenny Marcela Ahumada Monroy, miembro del equipo de pom pón de las Butterfly , "Lo que más me gusta es el baile, es una forma de expresarme. Eso es lo mejor de ser porrista: bailar".
Aunque en Santander muy pocos hombres trabajan el porrismo, su incorporación a este deporte es el paso natural en la evolución. Cuando ellos lleguen, los saltos mortales, las grandes pirámides y las acrobacias extremas, se sumarán a la lista de figuras largamente entrenadas en la búsqueda de la perfección
Pero a muy pocas personas se les pasa por la cabeza lo duro que es practicar esta disciplina. Además de tener ciertos dones naturales como el sentido del ritmo, la coordinación y la flexibilidad, las porristas son, ante todo, esclavas de la perfección.
Largas jornadas de entrenamiento, trabajo físico, gimnasia y meses de coordinación, hacen parte de la rutina de estas deportistas integrales.
El gerente de la empresa Cheer&Dance (una de las tres que funcionan en el país), Vladimir Castrillón Blanco, explicó que aunque en Colombia no se pone un límite de edad para empezar a practicar el porrismo, sí existen edades ideales. Considero que la edad para empezar la base gimnástica es a los seis años; la idea es ir buscando el desarrollo del ritmo, la coordinación y el manejo corporal. No se hace trabajo de fuerza, precisó.
Sin embargo, la sangre latina da ventajas en el porrismo. El ritmo viene como marca de fábrica, por eso, niñas que a las 12 años apenas empiezan a entrenar en este deporte, adquieren nivel de competencia luego de un año de arduo esfuerzo.Aunque la frecuencia de trabajo varía de acuerdo al criterio del entrenador, generalmente se hacen dos ensayos, de tres horas cada uno, por semana.
A medida que las niñas se desarrollan se definen las funciones y el tipo de porrismo al que se van a dedicar. Cada niña puede participar en dos categorías como máximo.
"Dependiendo de la contextura, el tamaño y lo que desarrolle, las niñas se dividen en flyers (las que están en las partes altas de las pirámides) o bases; la capacidad de las porristas es crucial para determinar en qué rutina van a trabajar", aseguró Castrillón Blanco.
La búsqueda del ritmo y la sincronía perfecta es larga, tanto que para preparar cada rutina se necesitan tres meses mínimos de trabajo.
Pero si el porrismo exige tanto esfuerzo y dedicación, además de un excelente nivel académico, ¿qué impulsa a estas niñas a practicarlo?. Para el entrenador de las Butterfly del Instituto Santa María Goretti y el Santa Ana, Javier Salazar Pinilla, el hecho de que el porrismo santandereano adquiera cada día más nivel, es una de las claves para que las niñas se midan a entrenar.
Pero si hay algo que de verdad motive a las porristas es el baile; nada las atrae más que eso.
Como dijo Jenny Marcela Ahumada Monroy, miembro del equipo de pom pón de las Butterfly , "Lo que más me gusta es el baile, es una forma de expresarme. Eso es lo mejor de ser porrista: bailar".
Aunque en Santander muy pocos hombres trabajan el porrismo, su incorporación a este deporte es el paso natural en la evolución. Cuando ellos lleguen, los saltos mortales, las grandes pirámides y las acrobacias extremas, se sumarán a la lista de figuras largamente entrenadas en la búsqueda de la perfección
No hay comentarios:
Publicar un comentario